Ya no existe explicación para lo hecho por María Camila Osorio en la presente edición de los Juegos Olímpicos de París 2024, pues la colombiano volvió a tener una cita con la historia y se impuso al destino para continuar su camino en una de las citas más importantes en el mundo deportivo.
La segunda jornada en el ámbito del tenis se presenció cómo la bandera ‘Tricolor’ tiñó el cielo de la capital francesa gracias a una muestra de ‘berraquera’.
María Camila Osorio consiguió una nueva hazaña en un complicado juego en París 2024
Después de vencer a Jelena Ostapenko, la oriunda de Cúcuta no solo habló de la incertidumbre vivida después de haberse aplazado su debut en los Juegos Olímpicos, sin del motor presente en cada uno de los competidores de Colombia y esa mítica ‘berraquera’ volvió a ser protagonista en el ámbito internacional.
En su segundo reto en París 2024, María Camila Osorio tuvo que enfrentar a Dayana Yastremska, representante de Ucrania, y la atleta nacional era consciente de cómo las habilidades de la europea la podían complicar.
Tal miedo se tomó los primeros momentos del encuentro, dado que la colombiana inició con una desventaja que se hizo colosal en un instante del partido, a pesar de ello, el ímpetu de Norte de Santander le impidió rendirse en aras de darle vuelta a lo sucedido.
Osorio consiguió ganar el set a fin de iniciar la segunda salida con una fuerza capaz de arrollar a cualquier contrincante y así logró avanzar a la tercera ronda de la cita olímpica.
Es importante resaltar que la atleta logró eliminar a dos jugadoras en lo más alto del ranking WTA, 11 y 26 respectivamente.
María Camila Osorio aguarda conocer el nombre de su próxima rival en los Juegos Olímpicos de París 2024
En estos momentos se juega el duelo que decidirá a la próxima rival de María Camila Osorio y el destino desea que se enfrente a las competidoras más grandes, aunque el triunfo en los caminos más difíciles son los más dulces.
Danielle Collins, la número 8 del mundo, y Caroline Wozniacki son las dos personalidades que pueden llegar a cruzarse en el camino de una cucuteña sin ninguna pizca de miedo a la par de una inconmensurable alegría.