En una jornada decisiva para evitar el descenso en la Liga BetPlay 2024-I, Jaguares de Córdoba y Deportivo Cali se enfrentaron en un duelo cargado de tensiones y expectativas.
El estadio Jaraguay, testigo de tantas batallas futbolísticas, fue el escenario de un encuentro que pudo haber cambiado su curso en el minuto 10, pero las decisiones arbitrales y el uso del VAR dejaron un sabor amargo entre los aficionados y jugadores de Jaguares.
Una decisión controvertida
El partido se mantenía equilibrado y sin goles cuando ocurrió una jugada que pronto se convertiría en el centro de las discusiones. Wilson Morelo, delantero de Jaguares, se encontraba en una posición prometedora dentro del área cuando fue desplazado por José Caldera, defensor del Cali.
Los reclamos fueron inmediatos: los jugadores de Jaguares pidieron penalti, señalando la carga ilícita de Caldera, quien habría utilizado su brazo para desestabilizar a Morelo.
El árbitro Diego Ruiz, con la asistencia de la VAR María Daza, decidió no sancionar la falta. Esta decisión no solo sorprendió a los jugadores en el campo, sino también a los comentaristas y aficionados que seguían el encuentro.
El VAR Central, revisando la jugada posteriormente, indicó que efectivamente podría haberse sancionado el penalti debido a la acción evidente de Caldera sobre Morelo.
Reacciones y consecuencias
La no sanción del penalti ha generado un amplio debate sobre la efectividad y la interpretación del VAR en la Liga BetPlay. Este incidente no es el primero en la temporada que pone en tela de juicio la consistencia de las decisiones arbitrales, especialmente en momentos críticos de los partidos donde mucho está en juego.
La decisión ha tenido un impacto directo en la moral del equipo de Jaguares, que veía en ese penalti una clara oportunidad para adelantarse en el marcador y fortalecer su lucha por no descender.
Expertos en arbitraje y reglamento han opinado que la jugada fue mal interpretada y que el criterio utilizado en este y otros casos similares debe ser revisado. Por su parte, los aficionados y analistas deportivos continúan debatiendo las implicaciones de estas decisiones, cuestionando si la tecnología está siendo utilizada de manera efectiva para garantizar la justicia en el juego.